Este término-el “Mediterráneo”-, del que tanto se abusa y al
que tanto se recurre, también para caracterizar fenómenos de la representación artística
¿Qué significa realmente?.
El Mediterraneus
nace , de hecho, por oposición al maritimus,
indicando un espacio continental: vocablo compuesto por medius y terra, significa
“ dentro de la tierra”, lejos del mar”; empleado como mediterraneum denotaba el interior de un territorio. Y puesto que
el “mar interior”, que nosotros conocemos, está en efecto “rodeado de tierras”,
se comenzó a emplear el mismo epíteto para nombrar la extensión marina.
Designación, pues, inicialmente ubicadora, geográfica, cuyos confines, sin
embargo, tanto territoriales como connotativos, permanecerán necesariamente inestables,
no categorizables. Como precisa Matvejevic:
“Sus fronteras no están definidas ni en el espacio ni en el
tiempo. No sabemos de qué manera podemos determinarlas: son irreductibles a la
soberanía o a la historia, no son ni estatales ni nacionales: se parecen al círculo
de yeso que es delineado y borrado una y otra vez, que las olas y los vientos,
las iniciativas y las inspiraciones ensanchan o estrechan” (…)
“El hecho de poner de relieve o de disociar asi los
componentes más fuertes o predominantes, presentados por lo general en sus
relaciones binarias y tenarias, reduce o deforma el alcance y el contenido del
Mediterráneo. Aquí los pueblos y las razas se han mezclado, fundido y
contrapuesto unos a otros durante siglos, como acaso en ninguna otra región de
este planeta: se exagera evidenciando convergencias y parecidos, y pasando por
alto, en cambio, sus antagonismos y diferencias”.