La Casa
E-1027 situada
en Roquebrune-Cap-Martin, al sur de Francia, cerca de Mónaco fue construido por Eileen Gray entre 1926 y
1929 como residencia de vacaciones de verano para ella y Jean Badovici.
Aunque la casa fue en cierto sentido una obra en
colaboración, en realidad, Gray fue la única responsable del diseño y de la
supervisión de su construcción. Badovici principalmente colaboró en la
asistencia técnica cuando fue necesario. Gray construyó la casa en un tramo
aislado de la Riviera francesa, en el lado oeste de Cap-Martin con vistas a la
bahía de Mónaco. Eligió este lugar por la belleza de sus vistas y construyó la
casa directamente en el terreno, con el interés de que interactuara con los
elementos naturales que la rodeaban, estudiando cuidadosamente el viento y el
ángulo del sol en diferentes momentos del día y el año; de esta manera fue
capaz de construir una estructura con una constante, la evolución de su
relación con el sol, el viento y el mar.
Gray diseñó la casa de forma que el interior y el exterior
fluyeran juntos. No sólo todas las habitaciones dan a un balcón; las persianas,
pantallas y ventanas son móviles, permitiendo a sus ocupantes relacionarse en
armonía con el mar y las colinas que rodean la vivienda.
La casa fue diseñada como una vivienda mínima, simple y
eficiente, con muebles empotrados y sin espacios perdidos. La planta alta
consta de un gran salón abierto, un estudio - dormitorio, una cocina y un baño.
La planta baja consta de una gran área de estar cubierta, un dormitorio de
invitados, cuarto de servicio, y un aseo. En la cubierta se construyó un jardín
con una cocina al aire libre comunicada con la cocina del interior, y una
pequeña zona para tomar el sol.
Llevar la funcionalidad al límite como sistema de rotura del
"funcionalismo" burgués, pragmático y "utilitarista",
explorar los infinitos recursos del hábitat, es el fin significativo de la
E.1027. No es el simple uso, ni la cruda necesidad, ni la mera utilidad, ni
siquiera el hábito artificial creado por la moda, sino un uso que dignifica al
ser humano, un uso "espiritual", una función humana fundamental, es
lo que Gray plantea para conseguir una obra arquitectónica de altísima calidad.